En la literatura, la psicología representa el intento de comprender las causas y motivaciones de las distintas formas de pensar, de sentir y de entender el mundo que tiene cada personaje; incluso el lector suele identificarse o encontrar parámetros de similitudes con alguno de los personajes de la historia, ya sea en la experiencia del acontecimiento o en los rasgos que caracterizan la personalidad de los mismos. ¿Quién no se ha sentido un poco cenicienta, Don quijote o como la enamorada Julieta en alguna ocasión?
Está demostrado en registros institucionales e inclusive en la jerga popular que la lectura nos hace sentir mejor y más positivos. Además, de mostrarnos nuestra propia vida reflejada en la de otra persona, muchas veces nos impulsa a tomar nuevos rumbos y planificar metas. Nuestra empatía con los demás se extiende a través de la lectura, al igual que lo hacen nuestra imaginación y nuestra comprensión. Sin embargo, la literatura es considerada, erróneamente según mi postura, una de las artes más complejas. Afirmo que es un concepto equívoco ya que “el escribir” tiene muchas más libertades que el “hablar”; el encuentro solitario de quien relata con su pensamiento enriquece ampliamente la precisión en la idea que quiere transmitir.
Tanto como publicitaria, así como escritora he encontrado siempre en la herramienta textual el modo adecuado, sutil, profundo y creativo de comunicarme.
La literatura no parece tener una obvia utilidad, pero la ciencia ha demostrado que la tiene. Leer literatura, una actividad que muchos consideran ociosa o inútil, posee un valor social invaluable: nos hace más empáticos, más dispuestos a escuchar y entender a los otros.
Aunque en la actualidad el lenguaje se ha minimizado a un código escueto y memético, junto con la imagen siguen imperando ante el discurso oral, incluso en ciber espacios.
Por ejemplo, desde antaño, un género como la novela psicológica o novela de análisis psicológico, también conocida como realismo psicológico es una obra de ficción en prosa que enfatiza la caracterización interior de sus personajes, sus motivos, circunstancias y acciones internas que nacen y se desarrollan a partir de las acciones externas. Este puede funcionar como disparador terapéutico en varios casos para pacientes que presentan un espectro autista o psicopático de mayor dificultad de llegada en simples entrevistas, ¿de qué modo? Utilizando un texto que presente un ámbito problemático similar al paciente/lector y recreando escenas a travéz de ejercicios “direccionados” por el literapeuta (cordinador terapéutico literario) “termino que me he dado el permiso de crear”.
En otras palabras, la literatura es una forma de objetivación de nuestra voz interna. Así, la palabra escrita se distingue por ser una voz que perdura, ya que queda impresa en un texto, es un testimonio. Pero a su vez, puede mostrar el alter ego, puede hacer “notar” al mismo escritor (en este marco, diríamos escritor al paciente) que la historia puede “cambiar”, que el personaje es libre creador de su destino, que un drama puede pasar a ser un acto heroico o un final feliz.
El crecimiento del ser humano, nunca tiene un final, no importa la edad o su condición “psíquica” si se logra estimular su creatividad, acrecentar la posibilidad de soñar al abrir ante sus ojos una ventana hacia mundos distintos de fantasía …
Incrementando la capacidad de análisis y de comprensión de texto, el hábito de la lectura y la escritura activan regiones cerebrales que a través de la imaginación, los recuerdos de experiencias personales propias y la construcción de nuevos paradigmas se puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo y de demencia, se mejora la capacidad de expresión y el manejo del lenguaje, se abre un portal hacia el inconsciente que ofrece una “posibilidad de sanación”.
La escritura nos permite re-inventarnos, re-interpretar nuestra historia y darle un sentido, o bien, quitárselo para poder reconstruirlo después. Con ella tenemos también la posibilidad de descubrirnos y aceptarnos en el propio acto de reconciliarse en la soledad que puede suponer sentarse a escribir.
Invito a psicoterapeutas a sumarse a este reto, a incluir en sus terapias algún ejercicio literario, y como Técnica Formadora del escritor y Coordinadora de grupos, estoy disponible a cualquier consulta.